Encuentro con los pioneros de la escalada clásica, con Rafa Merchán, Clemente González y José E. Sánchez
Los Orígenes de la Escalada en Málaga (1969-1974)
La escalada en Málaga tiene una rica historia que se remonta a finales de los años 60 y principios de los 70, una época en la que las actividades al aire libre comenzaban a ganar popularidad como una forma de aventura y descubrimiento personal. Este periodo marcó el inicio de un movimiento que transformó a Málaga en un punto de referencia para escaladores de toda Europa. Acompáñanos en un recorrido por esta fascinante etapa que combina la pasión por la montaña, la creatividad de los pioneros y el desarrollo de técnicas que sentaron las bases para generaciones futuras.
Los Primeros Pasos: Una Aventura Autodidacta
En los años 60, la escalada en Málaga era una actividad incipiente que formaba parte de las actividades organizadas por la Organización Juvenil Española (OJE). Estas actividades incluían excursiones, acampadas y, eventualmente, escalada. En ese entonces, no existía una formación formal ni materiales especializados; todo se aprendía de forma autodidacta. Los primeros escaladores se inspiraban en libros de montaña que llegaban a sus manos y adaptaban estas ideas a las herramientas disponibles.
La práctica de la escalada estaba estrechamente vinculada a la espeleología. Muchos escaladores comenzaron explorando cuevas, enfrentándose a chimeneas verticales y galerías que exigían habilidades que posteriormente trasladaron a las paredes rocosas. En estas primeras experiencias, la escalada artificial predominaba debido a la falta de técnicas avanzadas y equipos modernos. Esto se realizaba con un gran espíritu de exploración, improvisación y la determinación de quienes estaban dispuestos a aventurarse en terrenos desconocidos.
A medida que se adquiría experiencia, los escaladores comenzaron a mejorar sus habilidades con ensayos constantes. Cada error y logro contribuía a establecer una base de conocimiento que se transmitía entre amigos y compañeros, generando una pequeña pero entusiasta comunidad de escaladores.
Lugares Icónicos de los Primeros Años
Los primeros lugares de escalada en Málaga incluían:
- Los Pinares de San Antón: Un espacio cercano que permitía a los escaladores practicar los fines de semana. Este lugar era conocido por su accesibilidad y por ofrecer retos iniciales que ayudaron a cimentar las habilidades básicas de los pioneros.
- Las Canteras de La Araña: Apodadas «El Naranjito», estas canteras eran un lugar accesible y práctico para las primeras escaladas. Las rocas de estas canteras ofrecían una variedad de superficies que permitían practicar tanto escalada artificial como algunos intentos de escalada libre.
- El Chorro: Este enclave se convirtió en un punto neurálgico de la escalada malagueña, con vías pioneras abiertas cerca de los túneles y las albercas. La facilidad de acceso en tren hizo de El Chorro un lugar recurrente para los escaladores locales, quienes lo consideraban un verdadero campo de aventuras. Además, su diversidad de paredes permitió que se realizaran algunas de las primeras vías de gran dificultad.
Con el paso del tiempo, estos lugares se consolidaron como espacios esenciales para los amantes de la escalada, atrayendo también a escaladores de otras regiones. Cada sesión en estos enclaves representaba un desafío y un aprendizaje constante.
Hitos y Vías Memorables
Una de las primeras vías abiertas fue conocida como «El Chivito». Esta vía, que pasaba cerca de un pequeño cabrito que se encontraba en la roca, marcó un hito en la historia de la escalada en la región. El esfuerzo por superar esta ruta reflejaba la pasión y la creatividad de los escaladores, quienes debían ingeniárselas para resolver los problemas técnicos que se les presentaban.
Además, los escaladores comenzaron a explorar más allá de los límites locales, participando en cursos de alta montaña organizados en Sierra Nevada y en el Veleta. Estos cursos fueron fundamentales para la formación técnica de los primeros escaladores malagueños, permitiéndoles adquirir conocimientos sobre técnicas de aseguramiento, progresión en roca y gestión de riesgos.
Otro logro destacado fue la apertura de la vía «JP» en los Castillones de El Chorro. Esta fue la primera vía en la que los escaladores realizaron un vivac en la pared, un hito que requirió 36 horas de esfuerzo continuo. Fue un evento que demostró el espíritu de aventura y perseverancia de estos pioneros, quienes se enfrentaron a condiciones adversas con un equipo limitado pero con una determinación inquebrantable.
El Espíritu de Comunidad: Grupos y Amistades
La escalada no solo era una actividad física, sino también un espacio para crear lazos y comunidades. Grupos como el Alpino Pinsapo desempeñaron un papel crucial en la consolidación de la escalada en Málaga. Estos grupos no solo organizaban actividades, sino que también servían como centros de aprendizaje e intercambio de experiencias.
Uno de los aspectos más característicos de esta época era el espíritu improvisado y creativo. Por ejemplo, el equipo utilizado era rudimentario: pantalones bávaros, botas rígidas, camisas de franela y cuerdas de perlón. Estos elementos, aunque básicos, fueron suficientes para superar las limitaciones y explorar nuevas alturas.
Las relaciones entre escaladores eran fundamentales para compartir conocimientos y generar confianza mutua. Cada salida se convertía en una aventura compartida, donde se reforzaban los lazos de amistad y se forjaban recuerdos imborrables. Esta camaradería fue clave para mantener viva la pasión por la escalada y motivar a nuevos integrantes a unirse a la comunidad.
La Evolución del Material y las Técnicas
La transición hacia equipos más modernos fue gradual. En los primeros años, los escaladores utilizaban clavijas y mosquetones rudimentarios, muchos de ellos adaptados de otras disciplinas como la construcción. Las caídas eran eventos serios debido a la falta de arneses modernos y cuerdas dinámicas. Sin embargo, con el tiempo, comenzaron a introducirse avances como:
- Arneses de cuerpo completo: Que ofrecían mayor seguridad y comodidad.
- Pies de gato: Que revolucionaron la escalada libre al permitir una mejor adherencia en superficies rocosas.
- Cuerdas dinámicas: Que reducían el impacto de las caídas.
Estos desarrollos permitieron a los escaladores enfrentarse a rutas más desafiantes y complejas con mayor confianza. Además, la incorporación de fisureros, friends y otros dispositivos de protección abrió nuevas posibilidades para la escalada tradicional.
La Apertura al Mundo y el Reconocimiento Internacional
Hacia finales de los 70, El Chorro comenzó a ganar reconocimiento más allá de España. En 1977, se publicó el primer artículo en un periódico que destacaba las vías de escalada en la zona, atrayendo a escaladores de toda Europa. Este auge continuó en los años 80 con la llegada de escaladores de renombre que contribuyeron a la apertura de nuevas vías y al desarrollo de técnicas más avanzadas.
El reconocimiento internacional consolidó a Málaga, y especialmente a El Chorro, como un destino de escalada de clase mundial. A partir de entonces, las paredes malagueñas comenzaron a recibir visitas regulares de escaladores internacionales, que trajeron consigo nuevas perspectivas y técnicas que enriquecieron la práctica local. Esto también impulsó un mayor desarrollo de infraestructuras y guías dedicadas a la escalada en la región.
Reflexiones y Legado
La escalada en Málaga entre 1969 y 1974 no solo fue un ejercicio de valentía y determinación, sino también una muestra del ingenio y la capacidad humana para superar retos con recursos limitados. Los pioneros de esta época sentaron las bases para una tradición que hoy sigue viva y en constante evolución.
Con el paso de las décadas, los avances tecnológicos y la profesionalización de la escalada han transformado la actividad. Sin embargo, el espíritu de aventura y comunidad que caracterizó a estos primeros escaladores sigue siendo una parte fundamental del ADN de la escalada en Málaga. Las historias de perseverancia, ingenio y amistad continúan inspirando a escaladores de todo el mundo.
Conclusión
La historia de la escalada en Málaga es un testimonio del poder de la pasión y la perseverancia. Desde sus humildes comienzos en los años 60 hasta su consolidación como un destino internacional en los 80, cada paso ha sido impulsado por personas que creyeron en el potencial de las montañas malagueñas. Hoy, estas paredes no solo cuentan historias de superación personal, sino también de un legado colectivo que sigue inspirando a nuevas generaciones de escaladores.
¡La aventura continúa en cada nueva vía abierta y en cada pared escalada en Málaga!